jueves, 21 de enero de 2021

La vejez

No es plato de buen gusto para nadie. Nadie desea envejecer y, mucho menos hacerse viejo, pero sin embargo el tiempo pasa y no se puede detener.

Partiendo de la premisa de que nadie quiere envejecer, podríamos decir que la infancia es el espejo recíproco al que todos desearíamos volver. Nos vemos jóvenes, con toda una vida por delante, al contrario que en la ancianidad donde ya vamos de capa caída.

La infancia nos deleita con su juventud, todo un mundo cambiante y lleno de vida es lo opuesto al anciano. El anciano es pasto de enfermedades y dolencias.

La juventud rebosa entusiasmo y benevolencia y está llena de sabores e intercambios.

La juventud es atrevida, mágica y fiel por naturaleza.

El anciano piensa que se le ha acabado el brillo de u rostro y se lamenta del estado en que se encuentra, ya que se da cuenta de que, aparte de perder movilidad, sus reflejos son más lentos.

La ancianidad la podríamos englobar en tres fases: a partir de los sesenta, de los setenta y de los ochenta en adelante.

En los sesenta nada es indiferente. El anciano o la persona es consciente de que los días han cambiado. Ya no es el que era. Todo es más lento y difuso, pero una entrada en los sesenta en plenitud nos puede preparar el camino a los setenta. En los sesenta se hace acopio de todo lo que somos ya que no se puede volver hacia atrás pero sí trabajar los sesenta de manera positiva y adjuntar recuerdos de una vida pasada que nos pueden llevar a tener una vejez más apropiada.


La identidad que tuvimos en el pasado es totalmente difusa y añorada. La vida ya no es lo que era, pero no por ello debemos de despreciarla. La vida puede seguir siendo maravillosa como en la juventud donde todo rebosaba alegrías y euforias.

Ahora en la ancianidad, no es tan elemental como en el pasado, pero hay que buscar la manera de restar importancia al asunto, disfrutar al máximo cada minuto de la existencia, sea de un modo u otro.

Ya sé que es difícil pero no imposible. Debemos de dar gracias a lo que somos y a lo que tenemos. Es obvio que muchos vaivenes nos lo pueden poner muy difícil, pero hay que seguir luchando y hacer uso del recuerdo, y enlazarlo con el pensamiento positivo de lo que ahora somos.

Visualizar una imagen de nuestro tiempo pasado haciendo referencia a lo que fuimos, nos refrescará un poco la memoria y así nuestras deliberaciones de lo que somos ahora.

Ya adentrada en la vejez de quienes nos han precedido (padres) y tomando ejemplo de sus vivencias, nos sirve para aprender un poco más lo que tendremos que pasar nosotros.

Nacha Guevara, en su libro con título 60 años no es nada detalla los sesenta como algo normal y sin preocupación. El cambio es evidente y necesario.

Y, para terminar, solo decir que la vejez solo hay que cumplimentarla como un trámite o pasaje más de la vida. La persona que vive sola se adolece antes de la ancianidad.

👋

domingo, 10 de enero de 2021

Minne, La Princesa Cátara

En un apetecible pueblo de Alicante, paseando por sus calles llenas de puestecillos ambulantes, tuvo lugar la implantación del mercadillo medieval tradicional de todos los años.  Un puestecillo en concreto atrae mi atención, como atraído por un imán no sé muy bien ni cómo, ni por qué, pues solamente exponía música y libros. A medida que el tiempo transcurría me iba sintiendo mejor y con un talante más relajado y más entusiasmado a raíz de lo que allí estaba contemplando.

No sabía si irme o quedarme, cuando dos conocidas se dirigen a mí y me refrescan el pasado con sus dicharacheras palabras, entonces entablamos una conversación amena mientras la mujer que estaba al frente del  puestecillo  se aleja un poco, y nos deja unos minutos de charla, pero yo ya había intuido que iba a tener un momento de intercambio de fluidos con ella. Después de que las conocidas se marcharan entro de lleno en materia y le pregunto por lo que ofrecía en su puestecillo, aunque yo ya había observado que se trataba de libros y de música, pero lo mejor no fue eso, lo mejor de todo fue cuando descubro en su voz y en su manera de dirigirse a mí que se trataba de una princesa.

Cuando ya teníamos sustancialmente hablando unos cuantos minutos habíamos enriquecido a nuestros seres pues el diálogo era cordial y afectuoso y ella me contaba cosas realmente bellas, así pues solo un tonto no se daría cuenta que se trataba de un princesa. La purificación de todo cuanto decía sonaba a pureza y a un presente lleno de dicha, sabiduría y certeza en todo lo que ella me contaba. Yo no quería que nuestra conversación se terminara pues había encontrado a una persona con una magia excepcional y era como si yo me estuviera reencontrando a mí mismo y uno de mis seres apagados en mi interior hubiera salido de estampida de dentro de mí, ni que dar gracias podía yo ante semejante encuentro.

Me había dado la oportunidad de escribir unas palabras para que perdurara este encuentro en el tiempo. Era una criatura como no había conocido otra igual, era de esas personas que te de dejan una huella imborrable. Lo que divulgaba no era otra cosa ni más ni menos que la civilización del amor esa civilización que nos precedió y donde la tierra emanaba amor a través de sus frutos, pero esa civilización como todas debía de enfrentarse a su oponente aquello que ha acompañado a la humanidad a través de los siglos y no es otra que el indeseable jinete del mal, el maligno. Solo el conocimiento y la sabiduría son capaces de derrotar a tan gran enemigo. Cuando el mundo recobre la dirección que ha de tomar y las princesas afloren como flores en primavera seguro que todo nos irá mejor.

👋

sábado, 2 de enero de 2021

Café de provincias

Nunca había sabido por qué en Madrid sabe el café mejor, los bocadillos de calamares los comes con tanta ansia y las pintas tienen otro sabor, hasta que en el último viaje realizado al centro emérito de la capital española me inundó con su fragancia ese aire de Madrid tan beneplácito, tan suntuoso, tan lleno de cordialidades, como si el oxígeno te supiera mejor que en otro lugar, como si absorbieras su entusiasmo con esa fragancia grandilocuente que roza lo real y lo mágico y lo envuelve en forma de principio inmediato. Te refresca el anhelo que todos tenemos en la vida: ser alguien de mayor y, si puede ser, una "top model” porque se gana bien y la profesión te da para estar guapa siempre todo el día, sin tener que despeinarte aunque sople el viento del norte y te tire el pelo a la cara como le pasa a las periodistas enviadas a cubrir la noticia de primera mano en plena intemperie que es lo que se lleva ahora.

Sí, el mundo es el mismo, pero las cosas cambian y lo que un día está arriba, al otro puede que esté abajo. Pero da igual; si hay un sitio donde hay que ir a buscar la gloria, ese sitio es Madrid. Tierra de oportunidades, polivalencia, multiculturalidad, lo enrosca todo con delicatesen, con esmero y con sabor a Vicente Alexandre con su pasión de la tierra:



Ser de esperanza y lluvia

La primavera insiste en despedidas,

Arrastrando sus cadenas de cuerdas 

Su lino sordo, su desnudez de ocaso

El lienzo flameado como una sábana de lluvia (...)


👋




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Francisco Umbral

A qué me sabe la vida si no Es de primavera y verano. Así está preestablecido, De tomate y sandía, De culto a lo lejano, tiempo insidioso De...