sábado, 2 de enero de 2021

Café de provincias

Nunca había sabido por qué en Madrid sabe el café mejor, los bocadillos de calamares los comes con tanta ansia y las pintas tienen otro sabor, hasta que en el último viaje realizado al centro emérito de la capital española me inundó con su fragancia ese aire de Madrid tan beneplácito, tan suntuoso, tan lleno de cordialidades, como si el oxígeno te supiera mejor que en otro lugar, como si absorbieras su entusiasmo con esa fragancia grandilocuente que roza lo real y lo mágico y lo envuelve en forma de principio inmediato. Te refresca el anhelo que todos tenemos en la vida: ser alguien de mayor y, si puede ser, una "top model” porque se gana bien y la profesión te da para estar guapa siempre todo el día, sin tener que despeinarte aunque sople el viento del norte y te tire el pelo a la cara como le pasa a las periodistas enviadas a cubrir la noticia de primera mano en plena intemperie que es lo que se lleva ahora.

Sí, el mundo es el mismo, pero las cosas cambian y lo que un día está arriba, al otro puede que esté abajo. Pero da igual; si hay un sitio donde hay que ir a buscar la gloria, ese sitio es Madrid. Tierra de oportunidades, polivalencia, multiculturalidad, lo enrosca todo con delicatesen, con esmero y con sabor a Vicente Alexandre con su pasión de la tierra:



Ser de esperanza y lluvia

La primavera insiste en despedidas,

Arrastrando sus cadenas de cuerdas 

Su lino sordo, su desnudez de ocaso

El lienzo flameado como una sábana de lluvia (...)


👋




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